Un 2023 en recesión y con más inflación: Banco Central asume una mayor caída del PIB el próximo año
El Informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre contempla un descenso del Producto entre 1,75% y 0,75%, mayor al rango de -1,5/-0,5 previsto en septiembre.
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Un duro año 2023 reflejan las proyecciones del Banco Central incluidas en el Informe de Política Monetaria (IPoM) correspondiente a diciembre, dado a conocer este miércoles en la antesala de su presentación en la comisión de Hacienda del Senado.
En un contexto en que la economía chilena continúa su proceso de ajuste tras los importantes desequilibrios que acumuló en 2021, la entidad emisora anticipa que la actividad local tendrá varios trimestres de contracción. "La brecha de actividad se tornará negativa hacia inicios de 2023, manteniéndose en esos valores hasta fines del horizonte de política, lo que es necesario para la convergencia de la inflación a la meta", señala el reporte.
En el escenario central, el Producto Interno Bruto crecerá 2,4% en 2022, pero caerá entre 1,75% y -0,75% en 2023 y aumentará entre 2% y 3% en 2024.
En el caso de este ejercicio, los números implican una revisión al alza, pero para el próximo se trata de una baja en comparación al rango de -1,5% a -0,5% previsto en septiembre, lo que contagia a 2024, período para el que antes se pensaba en unas cifras de 2,25% a 3,25%.
Según explicó el banco, "el grueso de la corrección a la baja para 2023 y 2024 responde al nuevo supuesto para el crecimiento tendencial".
"Esta revisión considera la sorpresa acumulada en los últimos meses y un tipo de cambio real (TCR) que descenderá más lentamente a lo largo del horizonte de proyección", sostiene la entidad.
La sorpresa de la inversión
En este escenario, las perspectivas para la inversión siguen siendo débiles, según el IPoM. Y, quizás haciendo un matiz con las últimas declaraciones del Ministerio de Hacienda, advierten que el último catastro de la Corporación de Bienes de Capital muestra montos de inversión a la baja durante el período 2022-2025.
Al mismo tiempo, precisan que las expectativas de las empresas siguen en valores pesimistas, destacando también el bajo dinamismo del sector inmobiliario.
Así y todo, la entidad mejoró las perspectivas para la formación bruta de capital fijo (FBCF) de este año, que tuvo un desempeño significativamente mejor al previsto en el tercer trimestre -dicen-, por lo que cerrará este año con un alza de 2,9%. Este resultado contrasta con la caída de 3,3% que se anticipaba en septiembre.
“Este resultado fue empujado por la inversión en energías renovables y otros sectores específicos. Entre estos últimos destacó el impacto de las obras de ingeniería asociadas a fases terminales de proyectos mineros, el mayor gasto en servicios y factores puntuales como las importaciones de buses”, señaló el IPoM.
La contraparte de esta buena noticia, es que la baja para 2023 se acentúa -de 4,7% a 5%- y esto contagiaría el ejercicio siguiente, donde los números rojos serían leves pero distantes del aumento de 2,9% con el que se contaba hace tres meses.
Por el lado de la demanda, detalla el documento, la formación bruta de capital fijo (FBCF) tuvo un desempeño significativamente mejor al previsto en el tercer trimestre.
Mundo en recesión
El impulso externo que recibirá la economía chilena se reduce respecto de lo previsto en septiembre.
En un contexto de endurecimiento de la política monetaria en las economías desarrolladas, las perspectivas de crecimiento mundial se han vuelto a deteriorar.
En el escenario central, acorde con lo previsto por el consenso de mercado, el banco prevé que Estados Unidos y la Eurozona enfrenten una recesión el próximo año.
Con esto, los socios comerciales chilenos crecerán 2,1% el próximo año (2,6% en septiembre).
Sobre los precios de las materias primas sigue previéndose una trayectoria a la baja respecto de sus niveles actuales.
Para el cobre el IPoM anticipa precios promedio de US$ 3,55 y US$ 3,45 la libra para los próximos dos años, mientras que para el petróleo se estiman valores en torno a US$ 80 en el mismo lapso.
El informe indica que, en América Latina, la mayoría de los bancos centrales ha seguido aumentando sus tasas de interés. Chile y Brasil han sido la excepción.
En general, las expectativas de mercado apuntan a que los ciclos de alzas de tasas están próximos a culminar en un grupo importante de economías emergentes. Además, en varias de ellas se prevén recortes durante 2023, particularmente aquellas que comenzaron más temprano a aumentar tasas. En este contexto, los mercados financieros globales siguen mostrando una elevada volatilidad.
Así, el reporte sostiene que el escenario externo se ha transformado en una fuente importante de preocupación -un riesgo-, y no es posible descartar eventos que lleven a una disrupción relevante de las condiciones financieras y un deterioro abrupto del impulso externo.
En este caso, los efectos inflacionarios de corto plazo podrían ser importantes -por la apreciación global del dólar-, aunque mitigados en el mediano plazo por los impactos sobre el crecimiento.
Por otra parte, medidas que impidan el ajuste previsto del gasto, y den un nuevo impulso a la inflación, darían paso a aumentos de la TPM para asegurar la convergencia a la meta.
Por ahora, de todas formas, el Consejo del ente emisor reafirma que mantendrá el tipo rector en 11,25% hasta que el estado de la macroeconomía indique que el proceso de baja de la inflación se ha consolidado.